Favor de tocar. Ensayo sobre la imposibilidad

Por Iván Navarrete

PhonoGrafic

En el siguiente ensayo se plantea una película hipotética, en el plano de una posibilidad no concretada como un ejercicio de imaginación en tres actos que apela a la capacidad del lector de armar mentalmente un rodaje y montaje cinematográfico a partir de escenas de diversos registros de video y audio, y un argumento simple basado en la reflexión sobre ‘la imposibilidad’, por ahora irrealizables dadas las condiciones de la contingencia sanitaria debida al COVID19, un virus cuya capacidad de contagio a través de fluidos humanos de fácil trasmisión aérea, la cual se ha globalizado vertiginosamente, desde las inmediaciones de Wuhan una región de la China hasta casi todos los rincones del mundo, y ha hecho entrar a la humanidad en un estado de excepción que quebranta la manera en la que se relaciona con ‘los otros’ y con ‘el entorno’, basado en la ‘sana distancia’ que establece que ‘cualquiera es posible portador del virus, hasta que se demuestre lo contario’, por lo que nos sitúa a todos en una zona de imposibilidad, generando un quiebre en la configuración de las relaciones sociales y económicas las cuales practicamos.

La película está planteada en tres actos los cuales parten de sucesos reales los cuales se presentan en retrospectiva y en cada uno se plantea una cara de ‘la imposibilidad’, desde la falta de celebración ante un público el centenario de François Baschet de debido a la contingencia del COVID19, la pieza ‘Retorno Eterno’ jamás realizada debido a una intervención quirúrgica que me realizaron de emergencia, pieza que plantee para la mega ofrenda en los cincuenta años de la olimpiada de México 68 y la matanza de estudiantes, para conmemorar la activación Baschet en la olimpiada juvenil y le ejecución de 4’33 de John Cage para ‘Monumento de percusión’ en la ‘Clase abierta. Mi nombre es Baschet’ planteada ante la instrucción institucional del no tocar la escultura sonora.

Acto I. La imposibilidad[1]

La escena transcurre en el museo Taro Okamoto en Kawasaki, Japón en mayo del 2020. Dónde al tiempo que se recorre el espacio de la sala de exposiciones impecablemente montada, se escuchan las resonancias metálicas altamente reverberantes y se contemplan a cuadro las formas de texturas plásticas y metálicas, de colores saturados e intensos tanto en cuadros con gestos pictóricos colgados en las paredes, como de esculturas que habitan y dan vida propia al espacio. Y es entre el bosque de esculturas que podemos descubrir la silueta femenina que da voces a las grandes estructuras metálicas mediante diversas formas de percutir y tocar, estas voces cubren el sitio de una atmósfera no de este mundo. Sachiko Nagata es quien ejecuta las esculturas de Francoçis Baschet en la exposición de conmemoración del centenario de su nacimiento y los cincuenta años de la Exposición Universal de Osaka, en una deliciosa reunión de la obra de Baschet y Taro Okamoto, en la que los espectadores son los grandes ausentes. Al principio la vemos percutiendo una estructura de barras encastradas y un gran cono metálico de una presencia sonora estruendosa y contundente, para después jugar sutilmente las cuerdas metálicas en espiral haciéndolas oscilar con escobillas generando leves susurros en medio de la imponente reverberancia de la sala vacía.

Y poco a poco las resonancias de las esculturas se empiezan a mezclar sutilmente con los sonidos de la radio del mundo[2] al tiempo que a modo de ‘glich’[3] se comienza una transición a imágenes de las principales plazas públicas del mundo todas ellas desiertas debido también a la contingencia por el COVID19, los sonidos de las esculturas prevalecen en el fondo, mientras se hacen barridos y tomas aéreas de la desolación de estos espacios, finalmente la escena termina cuando Sachiko golpea por última vez una de las barras, mientras se dispersa el sonido en la sala y también se funde a negro las luces del museo y la pantalla.

Acto II. Retorno eterno[4]

La escena de ubica en la Plaza de Santo Domingo, en la ciudad de México el primero de noviembre de 2018, bajo la lluvia lucen el montaje de las ofrendas de muertos, la lluvia y la ausencia de gente marcan la escena. La cámara recorre lentamente la plaza haciendo ‘close up’ de las ofrendas, marcados también por fotografías de archivo e imágenes y grabados de referencia a la matanza de estudiantes en las vísperas de la olimpiada de 1968 conmemorando cincuenta años de esos hechos, el sonido de la lluvia comienza una transición lenta hacia un ‘gis’ de estática que entra sutilmente al tiempo que en las paredes de la iglesia de Santo Domingo y el Antiguo Palacio de Medicina comienzan a aparecer en un mapping escenas en ‘loop’ de niños, se observa que están construyendo en equipo diversas estructuras metálicas, con conos de latón y barras de acero, manejan entre ellos diversas llaves y herramientas, se observa como las golpea y estas parecen sonar provocando risas y se aprecia que se divierten mientras trabajan. Poco a poco las paredes donde se hace el mapping van desvaneciéndose y queda el video en primer plano, la lluvia ha dejado de oírse y el gis se enfatiza para marcar la ausencia de audio. Mientas transcurre el video se observan los diversos rasgos de los chicos que trabajan la mayoría de diversas partes del mundo, y aparece un detalle repetitivo, los impermeables amarillos que ellos portan, los cuales llevan los logos del diseño de la olimpiada de México 68, después regresa la lluvia y regresan las paredes, el ‘gis’ permanece mientras los niños aún se abrazan al tiempo que se funde la pantalla a negro, instantes después se abre la pantalla y desde un encuadre subjetivo desenfocado aparece una lámpara de terapia intensiva desde la cama de operaciones, mientras se enfoca la imagen y entran con nitidez los sonidos de hospital, la cámara abre y cierra repetidamente, mientras en la toma subjetiva se aprecia borrosamente la silueta de los médicos en labor de aplicar cirugía, al final aparece la lluvia y la plaza de Santo Domingo vacía en medio de la noche mientras la pantalla se funde a negro.

Acto III. Silencio[5]

La escena sucede en la sala nueve del Museo Universitario Arte Contemporáneo, en la ciudad de México el 29 de junio de 2017, donde se encuentran personas rodeado una estructura metálica de casi tres metros, de base negra y barrillas levantándose tras dos grandes conos metálicos, llega un hombre al parecer músico que aparentemente se prepara para iniciar un concierto, toma unos baquetones y alista el atril, hace una reverencia al público y se dispone a iniciar, toma impulso para lo que parece un estruendoso inicio y sin embargo, se congela a quince centímetros de hacer contacto, queda inmóvil. Al tiempo que el sonido de fondo de sala cobra volumen y acompaña el transcurrir de la acción. Mientras que su reloj empieza a correr, la solemnidad de los espectadores es total y la tensa calma se vuelva más espesa.

Poco a poco la cámara registra como en la inmovilidad el ejecutante empieza blandirse debido a la tensión de la postura, sin nunca dejar la concentración total, en un momento se hace un acercamiento de cámara al atril se aprecia el texto ‘Favor de no tocar’ 4’33. Finalmente la acción se extiende entre la concentración del ejecutante y la tensión del público, en ese momento el audio toma un loop infinito y la imagen se congela sin nunca jamás romper el silencio.

[1]La escena está basada en el siguiente registro: 音と造形のレゾナンス－バシェ音響彫刻と岡本太郎の共振(Resonancia de sonido y modelado. Escultura acústica de Baschet y resonancia de Taro Okamoto): https://youtu.be/4kA8hRk3Wp0 [2] Registro de radio de onda corta durante la cuarentena: https://archive.org/details/murcielagos_20200506/Radio.mp3 [3] Fallo o error no letal. [4] La escena está basada en el siguiente registro: Baschet, México 68: https://youtu.be/7cPk9d4rVtQ [5] La escena está basada en el siguiente registro: 4’33 para Monumento de percusión: https://youtu.be/pr4EMTgmDlA